jueves, 11 de mayo de 2017

El caso Redlesham : el ovni que aterrizó en el bosque de Redlesham

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El caso del ovni que aterrizó en el bosque Redlesham En la Navidad de 1980 tuvieron lugar una serie de avistamientos y encuentros cercanos con lo desconocido en terrenos de las bases Bentwaters y Woodbridge, cerca del bosque de Rendlesham (Suffolk, Inglaterra). Estos hechos, extensamente documentados, constituyen el caso ovni más famoso que ha sucedido en Gran Bretaña, a tal punto que se lo ha comparado con el incidente de Roswell en los Estados Unidos. 

A pesar de su relativa modernidad, el incidente del bosque Rendlesham se ha convertido en un clásico de la ufología. Esto se debe, entre otras razones, a la cantidad de testigos cualificados —más de 30 según cálculos conservadores—, y casi todos militares entrenados para la observación de vehículos aéreos. 



Además, existen evidencias físicas de los hechos en el terreno, que presentan algunas características anormales como, por ejemplo, el nivel de radioactividad de 0,1 miliroentgens de partículas beta/gamma detectado en el lugar del aterrizaje de una supuesta nave de origen extraterrestre protagonista del caso —que fue posteriormente estimado diez veces mayor al registro normal de esa zona—. 

A ello hay que añadir la actitud cerrada de la USAF y del Ministerio de Defensa británico, que hasta el día de hoy rehúsa desclasificar la documentación oficial sobre el caso. Pero aún con todo, los sucesos de Rendlesham han sido admitidos oficialmente por la propia USAF a través de documentos obtenidos por la Ley de Libertad de Información y a través de los propios testigos, que, gradualmente, han ido contando su historia a investigadores privados y en entrevistas de programas de televisión. A pesar de ciertas discrepancias y problemas con las fechas, los sucesos de Rendlesham están bastante bien documentados. 

Las diversas hipótesis planteadas por los escépticos, que atribuyen lo ocurrido a causas tan variopintas como el faro de Orford Ness, la caída del satélite ruso Cosmos 749, lluvia de meteoros y otras, no resisten un examen crítico de los hechos. 

Las bases de Bentwaters y Woodbridge, ubicadas a poca distancia de Ipswich, cerca de la costa de Suffolk, fueron finalmente clausuradas en 1993. Pero en la época del incidente eran unas de las instalaciones aéreas principales de la OTAN, con armamentos nucleares y aviones A-10 anti-tanques.

Las bases pertenecían técnicamente a la Fuerza Aérea Real Inglesa (RAF) desde la II Guerra Mundial (fue en esa zona donde se desarrolló por primera vez el radar), pero eran utilizadas por la USAF. Y los avistamientos de ovnis ocurrieron en territorio civil inglés, en el bosque y fuera del perímetro de las bases. 

Claro en el bosque de Rendlesham, cerca de la zona de aterrizaje de la nave.Los hechos Bosque Rendlesham, 26 de Diciembre de 1980. 3:00 horas. 

Los guardias de seguridad John Burroughs y el sargento Steffens observan luces desconocidas sobre el bosque mientras patrullan una zona de Bentwaters. Pensando que tal vez podía tratarse de un avión estrellado, Burroughs informa por radio al Centro de Seguridad Central. 

El sargento Jim Penniston y el guardia Edward Cabansag acuden en jeep al lugar donde se encuentran Burroughs y Steffens, confirmando la presencia de una gran luminosidad amarilla que irradia sobre los árboles. Tras obtener permiso del sargento mayor de turno, J. D. Chandler, Penniston, Cabansag y Burroughs se adentran hacia el bosque, donde experimentarán algo que bien podría ser el argumento de un episodio de X-Files. Claro en el bosque de Rendlesham, cerca de la zona de aterrizaje de la nave. 

El testimonio de John Burroughs (tanto su declaración oficial como lo que contó en una entrevista personal) dice lo siguiente: «Todo parecía como si fuera diferente cuando estábamos en campo abierto —afirmó Burroughs en aquella entrevista—. El cielo no parecía el mismo, todo era como diferente, era una sensación extraña, como si todo fuera más lento de lo que realmente era; y de pronto, cuando el objeto se fue, todo volvió a la normalidad». Al igual que Burroughs, también Jim Penniston se retiró de la USAF hace unos años. 

En un documental emitido en la cadena de cable TV A&E intitulado Los OVNIs versus el Gobierno, Penniston relataba su experiencia en la madrugada del 26 de Diciembre de 1980: «Había una sensación de electricidad en el aire. El aparato medía aproximadamente tres metros por tres, era de forma triangular y no tenía cúpula hasta donde podía ver; no tenía ventanas, era de material muy brillante, como vidrio, y la parte más fascinante como investigador era que tenía inscripciones identificables, símbolos en los lados». 

El programa de televisión reprodujo a continuación símbolos que parecían sencillos pictogramas, pero no quedó claro si fue lo que vio Penniston o era una recreación artística. Arriba: Dibujo hecho por Jim Penniston sobre los pictogramas que estaban grabados en la superficie de la nave aterrizada. Abajo: Recreación digital del dibujo de Penniston. 

Arriba: Dibujo hecho por Jim Penniston sobre los glifos que estaban grabados en la superficie de la nave aterrizada. Abajo: Recreación en limpio del dibujo de Penniston.
Por lo visto, Penniston se acercó al objeto y llegó a tocarlo con las manos. 

Poco después, el ovni despegaba a gran velocidad alejándose del lugar. Fue el propio Penniston quien resumió las características principales de la nave al afirmar que «tenemos un aparato capaz de despegar sin hacer absolutamente ningún ruido, lo que denota alta tecnología, y maniobrar sobre la línea de los árboles, sobrevolarlos momentáneamente y entonces salir disparado a una velocidad increíble. 

Es sencillamente ridículo incluso considerar que podría haber sido un satélite ruso o un meteoro. Hay un punto final muy importante en los acontecimientos de la primera noche: cuando la patrulla regresa a la base. Lo que pensamos que había sido aparentemente una hora de tiempo de investigación, resultaron ser cuatro horas». En otras palabras, esto parece indicar que nos encontramos ante un caso más en el que aparece el famoso «síndrome de tiempo perdido» que suele acompañar a una experiencia de abducción. 

Distancia entre las huellas dejadas por el ovni en el terreno. A la mañana siguiente, los soldados rastrearon el bosque y encontraron huellas en el terreno; sus medidas eran de medio metro de profundidad y dos metros de diámetro. La policía de Suffolk fue informada y dos oficiales acudieron a inspeccionarlas. 

Uno de ellos apuntaría que se trataba de hoyos hechos por conejos. Sin embargo, el suelo estaba congelado, las marcas eran equidistantes y consistentes con huellas producidas por un trípode, y finalmente está el detalle importante del nivel de partículas beta/gamma, descubierto dos noches más tarde por una patrulla a cargo del coronel Charles Halt. 

Un ojo en el cielo 

Distancia entre las huellas dejadas por el ovni en el terreno.En la noche del 28 de Diciembre, Halt asistía a una comida con el comandante de la base, coronel Gordon Williams, junto a otros oficiales, cuando fueron informados de que las luces habían regresado. Fue entonces cuando Halt decidió que era hora de parar los rumores de ovnis y que iría personalmente al bosque Rendlesham a investigar el asunto, para lo que reunió una patrulla que incluía el teniente Bruce England, el sargento Robert Ball y el sargento Nevelles, de la Sección de Preparación para Desastres Nucleares, quien llevaba un contador geiger. Al llegar al bosque, la patrulla experimentó las primeras dificultades: los reflectores portátiles que llevaban se negaron a funcionar. De izq. a der.: Cnel. Charles Halt, John Burroughs, Jim Penniston. 

Pese a todo, la patrulla llegó al sitio del aterrizaje y, según señala el memorándum presentado posteriormente por Halt (el 13 de enero de 1981), se midió la radiación en el área, registrando 0,1 miliroentgens de beta/gamma, con un pico máximo en las tres cavidades y cerca del centro del triángulo formado por las depresiones. 

Nick Pope, un empleado civil Ministerio de Defensa británico, tras consultar al Servicio de Protección Radiológica de la Defensa sobre las mediciones contenidas en el memorándum de Halt, afirmó que las mismas eran diez veces mayores al nivel de radiación normal en la zona. 

De izq. a der.: Cnel. Charles Halt, Jim Penniston, John Burroughs.
La patrulla de Halt (al igual que otras patrullas y grupos de soldados que se encontraban en el bosque) avistaron numerosos ovnis o «luces inexplicadas», como las llama el coronel en su memorándum. El personal que trabajaba en la torre de control, así como los civiles que vivían en la periferia del bosque, también pudieron distinguir sus fantásticas maniobras en el cielo. Halt, Ball y otros de sus compañeros describen sus impresiones en vivo en la famosa microcasete del coronel: «OK. Estamos viendo la “cosa”. 

Estamos probablemente a una distancia de 200 o 300 yardas. Se parece a un ojo parpadeante. Se está moviendo todavía de lado a lado, y cuando la enfoco con el aparato de visión nocturna, la “cosa” tiene como un centro hueco, un centro oscuro. Es un poco como la pupila de un ojo, y el resplandor es tan brillante que casi quema el ojo». Memorándum del coronel Halt. El famoso memorándum de Halt al Ministerio de Defensa es muy sucinto. 

En el mismo se constata cómo una luz roja como el Sol se movía y pulsaba sobre los árboles. En un momento pareció despedir partículas, y entonces se dividió en cinco objetos blancos separados, para después desaparecer. Pero el documento omite varios detalles que después Halt ha explicado en entrevistas televisivas. 

En el programa Lo inexplicado, Halt señaló que, mientras miraban pasmados el espectáculo celestial, «súbitamente un objeto se dirigió a gran velocidad directamente hacia nosotros. No puedo calcular la velocidad pero se movía muy rápido. Se detuvo y emitió un rayo delgado como un lápiz frente a nuestros pies, y tan rápido como el rayo apareció, se apagó y desapareció. Todavía tengo interrogantes sobre lo que ocurrió. Realmente no sé lo que fue, algo extraño que estaba bajo el control de algún tipo de inteligencia…». 

Maniobras imposibles 

Hasta aquí la parte del asunto Rendlesham que ha sido admitida oficialmente por los propios testigos de la USAF, la mayoría de los cuales están actualmente retirados. Sin embargo, quedan numerosas interrogantes y otras versiones más controvertidas acerca de los hechos. Por ejemplo, un dato importante que no ha sido revelado son las supuestas trazas de radar detectadas en las bases de la RAF Watton y Neatishead, en la zona cercana de East Anglia. 

La conocida autora e investigadora inglesa Jenny Randles, que ha rastreado los incidentes de Rendlesham desde 1981, ha aportado la declaración del radarista Mal Scurrah, que estaba de turno en Neatishead: «Estaba estacionario en la pantalla y entonces, en segundos, se movía a una velocidad fantástica y ascendía igualmente a una altura fantástica. No hay nada en 1980 —ni tampoco hoy día— que pudiera desplegar ese tipo de maniobras. 

Los pilotos no serían capaces de soportarlo». «Se parece a un ojo parpadeante. Se está moviendo todavía de lado a lado, y cuando la enfoco con el aparato de visión nocturna, la “cosa” tiene como un centro hueco, un centro oscuro. Es un poco como la pupila de un ojo, y el resplandor es tan brillante que casi quema el ojo». 

Memorándum del coronel Halt.
Finalmente contamos con el testimonio más antiguo y polémico del caso, el de Larry Warren, otro ex guardia de seguridad del Ala Táctica de Bombardeo 81. De hecho, Warren fue el primer testigo en hablar públicamente sobre el caso en 1983. 

Su versión incluye no sólo luces en el cielo desplegando todo tipo de maniobras y un aterrizaje ante múltiples testigos militares, sino también la presencia de entidades, lo que ha convertido la última noche de Rendlesham en un encuentro cercano del tercer tipo. Warren afirma que, tras la materialización de un aparato en un claro del bosque, salió una bola brillante de luz que permitió distinguir unos seres pequeños, de 1 a 1,30 metros de alto, con apariencia fantasmal, y agrega que uno de esos seres levitó hacia donde estaba parado Gordon Williams, el comandante de la base. Halt, por su parte, niega enfáticamente que Williams estuviera presente en el bosque. Promovido posteriormente al rango de brigadier general, Williams ha rehusado hacer comentarios al respecto. Warren, sin embargo, ha jugado un papel importante en la documentación del caso. 

Fue su testimonio a Larry Fawcett, un policía de Connecticut que codirigía por entonces el grupo ufológico CAUS, especializado en la Ley de Libertad de Información, lo que permitió la eventual obtención del memorándum de Halt. 

Asimismo, en 1984, Warren fue el único testigo que habló sin ocultar el rostro o la identidad en un programa especial de la CNN sobre el caso. Posteriormente, también lanzó un libro escrito junto a Peter Robbins sobre su experiencia. La evasiva oficial El asunto del bosque Rendlesham ha sucitado varias pesquisas por parte de parlamentarios en Inglaterra y EE.UU. 

«Se parece a un ojo parpadeante. Se está moviendo todavía de lado a lado, y cuando la enfoco con el aparato de visión nocturna, la "cosa" tiene como un centro hueco, un centro oscuro. Es un poco como la pupila de un ojo, y el resplandor es tan brillante que casi quema el ojo».Cuando en 1983, Sir Patrick Wall, un miembro de la Cámara de los Comunes en Inglaterra, pidió una explicación al Ministro de Defensa, la respuesta fue totalmente evasiva. Lord Hill-Norton, ex jefe del Almirantazgo británico y miembro de la Cámara de los Lores, ha hecho numerosas pesquisas personales y declaraciones sobre la importancia del caso. 

Además, en 1985, un senador demócrata del Estado de Nebraska, James Exon, realizó una investigación personal a solicitud del investigador Ray Boeche. En una carta a éste, Exon declaró que «he puesto más tiempo en este asunto que en ningún otro caso desde que he sido senador de Estados Unidos». 

Sin embargo, Exon nunca reveló sus resultados y después de unos meses suspendió su pesquisa. Los escépticos han propuesto una serie de hipótesis que incluyen que la procedencia de las luces era del faro de Orford Ness (algo ridículo según los testigos); la caída del satélite ruso Cosmos 749 (que ocurrió varias horas antes de los incidentes de la primera noche); luces de radiopatrullas de la policía en los caminos circundantes al bosque (teoría aún más absurda, ya que Burroughs, Penniston y los otros testigos eran todos policías militares entrenados que usaban camionetas con luces rojas similares); estrellas distorsionadas por la atmósfera; y otras más que no merecen siquiera ser comentadas. 

Los ataques al caso han sido dirigidos por escépticos privados como Ian Ridpath, en Inglaterra, y James McGeeha, en EE.UU. No obstante, es importante señalar que las autoridades involucradas directamente, como la USAF y el Ministerio de Defensa, jamás han negado o intentado explicar el asunto. La estrategia ha consistido más bien en minimizar su significado y, en general, evitar tener que dar explicaciones o aportar documentación. 

Pero la realidad de los encuentros cercanos en el bosque Rendlesham es innegable, y constituye sin duda uno de los expedientes oficiales más insólitos en la materia.





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